El Arte de Reciclar
A finales de los años 80, y sobretodo estimulado por las clases de educación general básica en la materia de plástica o pre-tecnología, se nos inculcó el valor de los materiales sobrantes de productos de consumo habitual, como rollos de papel de wc o hueveras de cartón, pues solíamos ingeniar objetos y artilugios de diversa utilidad, como marionetas, jarrones, vehiculos todo ello a escala más bien diminuta, al parecer en pleno 2015 parece que se haya inventado algo que ya estaba inventado, el arte de reciclar.
Me incluyo en los que han intentado evolucionar el concepto con la incorporación de nuevos residuos y la fusión con elementos naturales. Fusión orgánica y mineral para finalizar en productos útiles y decorativos a la vez que el orígen adquiere la posibilidad de plantearse la procedencia de los materiales y su historia en concreto, elemento por elemento.
La búsqueda de temáticas mucho más complejas con elementos más complejos, o el puntillismo en el numero de elementos incorporados en una misma obra, diferencian el residuo de la obra de arte. Por decirlo de algun modo, un tetra brick pintado de negro es basura pintada de negra, en cambio, mil trocitos de tetra bricks de marcas y productos distintos pintados de negro crean una harmonía diferencial que la aparta de la visión de residuo hacia la manualidad y finalmente la obra de arte. Otro ejemplo, si soy capaz de argumentar los porques y escribo un manual explicativo con el brick negro probablemente esté más cerca del arte que de el residuo. Claro que todo esto y como en cualquier manifestación artística es totalmente subjetivo.
El collage con elementos reciclados permite jugar con volúmenes y profundidades. Se crean multitud de recobecos en los que fijar la vista, adentrarse en cada elemento, volúmen creado y significado del autor, un efluvio informativo casi perturbador, pero valioso.
En el caso del cuadro collage de grandes dimensiones Evolución involutiva, de Fran Pérez con más de 700 elementos incorporados de diversos materiales en los que se genera una secuencia lógica de arriba a abajo de la evolución tecnológica desarrollada desde las cavernas hasta los cúbiculos-capsula en los que habitaremos en un futuro.
Las nuevas generaciones ven los materiales reciclables o aplicables a otras actividades y funciones como lo hacíamos nosotros, pues las consecuencias de esta visión serán las nuevas manifestaciones artísticas que probablemente y como todas las que exigen esta intromisión en el mundo del arte se ejecutará de manera especial, claramente de modo vanguardista, como símbolo de modernidad y de optimización de los recursos, invisiblemente estos, cada vez más escasos.
Me incluyo en los que han intentado evolucionar el concepto con la incorporación de nuevos residuos y la fusión con elementos naturales. Fusión orgánica y mineral para finalizar en productos útiles y decorativos a la vez que el orígen adquiere la posibilidad de plantearse la procedencia de los materiales y su historia en concreto, elemento por elemento.
La búsqueda de temáticas mucho más complejas con elementos más complejos, o el puntillismo en el numero de elementos incorporados en una misma obra, diferencian el residuo de la obra de arte. Por decirlo de algun modo, un tetra brick pintado de negro es basura pintada de negra, en cambio, mil trocitos de tetra bricks de marcas y productos distintos pintados de negro crean una harmonía diferencial que la aparta de la visión de residuo hacia la manualidad y finalmente la obra de arte. Otro ejemplo, si soy capaz de argumentar los porques y escribo un manual explicativo con el brick negro probablemente esté más cerca del arte que de el residuo. Claro que todo esto y como en cualquier manifestación artística es totalmente subjetivo.
El collage con elementos reciclados permite jugar con volúmenes y profundidades. Se crean multitud de recobecos en los que fijar la vista, adentrarse en cada elemento, volúmen creado y significado del autor, un efluvio informativo casi perturbador, pero valioso.
En el caso del cuadro collage de grandes dimensiones Evolución involutiva, de Fran Pérez con más de 700 elementos incorporados de diversos materiales en los que se genera una secuencia lógica de arriba a abajo de la evolución tecnológica desarrollada desde las cavernas hasta los cúbiculos-capsula en los que habitaremos en un futuro.
Las nuevas generaciones ven los materiales reciclables o aplicables a otras actividades y funciones como lo hacíamos nosotros, pues las consecuencias de esta visión serán las nuevas manifestaciones artísticas que probablemente y como todas las que exigen esta intromisión en el mundo del arte se ejecutará de manera especial, claramente de modo vanguardista, como símbolo de modernidad y de optimización de los recursos, invisiblemente estos, cada vez más escasos.
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